Las noches de verano se pueblan de poesía, música, voces, palabras, silencios, reflexiones, emociones, realidades y sueños. El Anfiteatro, principalmente, se convierte en un espacio en libertad para expresar y sentir todo aquello que nos hace sentirnos vivos como seres humanos, un escenario donde percibir la belleza y el misterio, un ritual mágico para penetrar en el sentido íntimo y trascendente de la condición humana.

En 1996 arrancó la I Muestra de Teatro. Desde entonces se han sucedido infinidad de espectáculos teatrales, trágicos o cómicos, clásicos o contemporáneos; se han programado múltiples conciertos musicales de los más diversos estilos: clásica, folk, jazz, blues…; se han revivido los ritmos de la música y la danza tradicional y se han ofrecido propuestas más innovadoras capaces de transportar al público a otros paisajes y mundos sonoros.

 

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